22-11-2018
El modelo de gestión de tesorería de Baumol y Tobin, estudiado en el artículo anterior, funciona bien si la empresa utiliza continuamente y de forma periodica sus existencias de tesorería, pero esto no ocurre normalmente en la actividad habitual empresarial. Algunas semanas, la empresa puede cobrar facturas de elevado importe y tener, por tanto, una entrada de fondos neta. Otra semana puede tener que pagar a sus proveedores e incurrir en unas salidas netas de efectivo.
El modelo de gestión de tesorería de Miller y Orr asume que las entradas y salidas de efectivo son impredecibles por lo que optimiza que cantidad de inversiones financieras temporales (depósitos, Letras del Tesoro, etc) vender o cancelar para cubrir el saldo de tesorería en función de la variabilidad de los movimientos de la cuenta de efectivo y los costes de transacción.
También define a partir de qué cantidad, comprar activos financieros para rentabilizar la liquidez disponible.
El modelo de Miller y Orr parte de los siguientes datos:
A partir de esta información se calcula la varianza del saldo diario y con el se resuelve la siguiente fórmula:
El resultado sería la distancia entre el límite inferior y superior, y Z (valor de retorno) la tercera parte de esa distancia. Así para calcular Z, podríamos hacerlo sumando ese tercio a L o restando dos tercios a H, ya que la distancia H-Z es el doble que Z-L.
Si el Saldo de la cuenta toca L, deberán venderse o cancelarse inversiones financieras temporales hasta elevar el saldo corriente hasta Z (un tercio de la distancia entre límites). Si por el contrario alcanza H, deberán contratarse inversiones temporales hasta reducir el saldo hasta Z (dos terceras partes de la distancia entre límites.
Ejercicio de gestión de tesorería mediante el Modelo de Miller y Orr
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